PASIONARIA 2020

PASIONARIA 2020

 

Dos Mil Veinte será recordado como un año de transformación, un afuera y un adentro, un antes y un después.


La razón de que los misterios eleusinos inspiren a esta colección, es que eran una “festividad en la que cualquier mujer, hombre, ciudadano o esclavo, podía participar. Era un rito iniciático, en donde previa preparación, se hacía una caminata hacia Eleusis -una especie de peregrinaje- para finalizar con la ingesta del KYKEON, un brebaje de vino y cornezuelo de centeno ( sustancia enteógena de la civilizacion Griega ) con la finalidad de encontrar LA VISIÓN.

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Para transformarnos, hay que estar dispuestos a hacer un viaje, cruzar la puerta del templo y llevar a cabo un rito iniciático. 

 “SI ES CIERTO QUE EL MITO DEVIENE EN CONDUCTA; ENTONCES, EL RITUAL TRANSFORMA.” 
Raul Motta


Esta es la historia que hizo nacer esta colección. Quiero agradecer a todas mis mujeres. Por que gracias a ellas, recodré la importancia de la amistad y mi propio valor. 

Silvia, Berenice, Isabel, Lorena, Helena, Raquel, Topacio, Angeles, Yolanda, Blanca, Denice, Cristina, Yarid, Greta, Danna y Elizabeth.

Este pequeño texto lo escibí recapitulando tres años difíciles en mi vida, que me han transformado.

Gracias también a ese ser humano que tocó y transformó profundamente mi existencia, Fabián. 

Y a todas las personas que por medio de Maria Mariscal me dejan ganarme la vida con cada pieza de joyería que llevan consigo.

Ésta es una ofrenda a todos ustedes.


Durante el verano del 2018 compré tres pasionarias para tejer una enredadera en casa, al trasplantarlas, florecieron al poco tiempo y me llenó de felicidad ver su flor y oler el perfume que me regalaban así que decidí tatuarme una de ellas en el pecho, para el de 4 septiembre 2018, el estertor de la máquina de tatuaje llenaba la habitación. La picazón de filo de las agujas penetrando incesantes sobre la piel del pecho a la altura del corazón llenaba también todo mi cuerpo, las experiencias que acompañaron ese verano e invierno, - ahora los puedo enunciar como el equivalente de Perséfone atrapada en el inframundo y de su madre Démeter llorando inconsolable la pérdida de su hija - marcaron la pauta para estar sentada escribiendo hoy este texto.
En la simbología del tarot Rider Waite, el viaje al inframundo es representado por una roja granada, y curiosamente, el fruto de la Pasionaria, es una versión tropical de la misma.

La Separación -hablando del Rapto de Perséfone- siempre trae consigo un nacimiento, por que si el otoño y el invierno son época de recogimiento, oscuridad y frío, no debemos olvidar que para marzo, la primavera llegará de nuevo, irremediablemente acompañada de brotes y flores.

Durante ese otoño e invierno, me refugié en los brazos de mi madre, de mis hermanas y de mis amigas, en las aulas de la academia de San Carlos y en el trabajo y para el 18 Diciembre 2018 volvió a sonar el estertor. 
Ahora en el brazo izquierdo, Inanna, Ishtar, Astarté, Lilith. Nadie se pone de acuerdo exactamente a quién representa esa figura. Para mí en ese momento fué Lilith. La primera compañera de Adán.


Regresé con los sueños rotos,al hogar materno, creo que todas nos hemos sentido así alguna vez por cosas del corazón. Sin embargo, no los tiré a la basura. Los guardé en una cajita y me alisté a conseguir los materiales necesarios para hacerle kintsugi a mi vida y esperé la llegada de Febrero y Marzo con la invitación de una de mis mujeres mágicas, de caminar a las montañas y subir sus cimas. 

        


Me preparé físicamente, entrenando con ahínco, para darle a mis pulmones el respiro necesario para que me llevaran a esas cimas. 
Caminé, por las faldas del Xitle, del nevado de Toluca, de Malinche y finalmente de Iztaccihuatl. Cada caminata era una especie de ritual de peregrinaje, ese ejercicio humano tan ancestral para acercarnos al cielo y a las divinidades que ahí habitan. 


“El camino es arduo y está sembrado de peligros, por que, de hecho, es un rito de paso de lo profano a lo sagrado; de lo efímero e ilusorio a la realidad y la eternidad; de la muerte a la vida; del hombre a la divinidad.”
Mirce Eliade, “ el mito del eterno retorno”



Esas montañas fueron mi rito de paso. Abandoné muchas cosas en sus faldas y en sus cimas así como descubrí también tesoros que llevaba dentro de mi: La fuerza de mis piernas, de mi abdomen, de mis brazos, la agudeza de mis ojos, el equilibrio y mi centro de gravedad, la agilidad de todo mi cuerpo para llevarme y la fuerza de mi corazón para bombear sangre a esta máquina de carne. 
Iztaccihuatl no me permitió llegar a su cima, -pero me regaló tres cosas
Una epifanía, al descubrir que mi fortaleza, la había depositado fuera del alcance de mis manos y esa era la razón de mis desdichas. 
La medicina de la risa sanadora de la Baubo que consuela a Demeter y que sólo regalan las amigas del alma. 
Y las bellas vistas de las que hasta la fecha, -si cierro los ojos- me pintan una sonrisa irremediablemente. 

 

       


Sucede algo cuando llegas tan arriba: ves a lo lejos la civilización, y piensas “¿Cómo he llegado hasta aquí? -el cuerpo siente el golpe del viento, del sol, el vértigo de las grandes rocas que habitan en las cimas; e irremediablemente después del ensueño; te das cuenta de que eso es sólo la mitad del camino, y no resta más que lidiar con la gravedad de la situación, literalmente, hay que reajustar el eje de gravedad, y acercarlo un poco más a la tierra, transformando así el andar pesado de la subida en una especie de trote a la bajada.


-Y es que la cima te proyecta tan ínfimo, que al regresar ; tu dimensión abajo nunca vuelve a ser la misma. 


En todas las civilizaciones antiguas, hay un diluvio, una tierra alta que no es tragada por las insondables profundidades del océano oscuro - que representa la oscuridad de la psique humana. 
Entonces, hay que peregrinar a la cima para no ahogarse. Y después, regresar cuando las aguas han retrocedido; y es durante ese periodo que el ser se transforma.

         


Esta es la historia de la pasionaria. Esta flor es el símbolo de transformación y el mito del Rapto de Perséfone, justifica la conducta. 
Esta colección es un recordatorio de que no importa la situación, hay que peregrinar, reencontrarse con una misma, descubrir esa fuerza, hacer acopio de ella y ser pacientes, por que las aguas siempre retroceden y en la superficie, las semillas siempre volverán a convertirse en flores.

 

 

Agradezco el apoyo de SPINOFF por la hermosa campaña de medios.

 

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